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Aunque el Bajo Sénia en sí mismo era más un nodo de intercambio de bienes agrícolas y manufacturas foráneas, los caminos que articulaba permitían a las élites locales (como las del Complex Sant Jaume) acceder y comerciar con plomo, plata y cobre procedentes de los distritos mineros del Baix Priorat (valle del Ebro) y, presumiblemente, de las zonas de cabecera montañosa del propio Sénia.